Santo Domingo, 01 de abril de 2025– La reciente fuga masiva de 532 presos en Mirebalais, Haití, ha encendido las alarmas en República Dominicana, donde el experto en seguridad Eduard Oviedo advirtió que el país debe prepararse con urgencia para enfrentar posibles consecuencias. La liberación, atribuida a la coalición armada “Viv Ansanm”, podría convertirse en una amenaza directa para el territorio nacional, dada la creciente influencia de grupos criminales haitianos.
Oviedo no titubeó al afirmar que sí, la República Dominicana debería estar preocupada por este acontecimiento. Señaló que, en contextos de alta inestabilidad como el haitiano, las cárceles se convierten en núcleos de reclutamiento para bandas armadas, y muchos de los reclusos liberados no están vinculados a delitos menores, sino que formaban parte de estructuras criminales con capacidad de liderazgo. “Muchos de ellos podrían formar nuevas células y extender sus operaciones más allá de Haití”, advirtió.
Con base en experiencias anteriores y patrones observados en las últimas décadas, Oviedo explicó que una gran parte de los grupos delictivos en el país están compuestos por nacionales haitianos, lo que hace aún más probable que algunos de estos fugados crucen la frontera para asentarse o delinquir en territorio dominicano. “El riesgo no es solo que entren, sino que cometan delitos y luego regresen a Haití, dificultando enormemente su captura y procesamiento. Es un ciclo muy difícil de controlar sin una vigilancia efectiva”, expresó.
Para mitigar el impacto potencial de esta situación, Oviedo recomendó reforzar la vigilancia en la frontera y aplicar controles más estrictos tanto a la migración como a las contrataciones laborales. Según explicó, existe una cadena de prácticas permisivas que favorecen la entrada irregular al país: desde ciudadanos que se benefician del tráfico de personas, cobrando entre 4,500 y 8,000 pesos por cada haitiano que cruzan, hasta empresas que optan por contratar mano de obra sin regularización.
A juicio del experto, “la República Dominicana cuenta con todos los recursos técnicos para controlar el problema, pero lo que falta es voluntad. Las fronteras son porosas, se cruzan a pie, y mientras haya quienes se llenen los bolsillos con esta realidad, será muy difícil poner orden. Hablar de preparación real es casi una utopía”.
Oviedo también recordó que no es la primera vez que Haití enfrenta un escenario como este. Hace poco más de un año, más de 2,500 internos escaparon de una de las cárceles más grandes del país vecino, un episodio que igualmente estuvo vinculado a la influencia de bandas armadas.
El llamado de atención es claro: la seguridad nacional podría verse comprometida si no se toman acciones firmes y coordinadas. Ante una situación como esta, la prevención es la única barrera posible.