Santo Domingo, 30 de abril de 2025.- El mercado binacional de Elías Piña, ubicado en la frontera oeste de República Dominicana, atraviesa uno de sus peores momentos. Lo que antes era un dinámico punto de comercio ha quedado reducido a una actividad casi nula, debido al creciente temor generado por la violencia de las bandas armadas en Haití, particularmente en zonas cercanas como Mirebalais y Las Caobas.
Habitualmente, los lunes y viernes a las 8:00 a.m., las autoridades dominicanas abren los portones para permitir el paso de comerciantes y compradores haitianos, quienes se abastecen de productos esenciales. Sin embargo, en las últimas semanas, ese flujo ha disminuido drásticamente.
Según testimonios recogidos por EFE, hace un mes cruzaban aproximadamente 400 camiones rumbo a Puerto Príncipe. Hoy, apenas unos 40 vehículos logran realizar ese trayecto. Comerciantes locales atribuyen esta baja a los asaltos, robos y amenazas constantes por parte de grupos criminales que operan en el lado haitiano.
Jaime Peguero, comerciante con 13 años de experiencia en el mercado, señaló que sus ventas han disminuido en un 90 %. “Los haitianos ya no quieren venir. Les quitan las mercancías, les atracan los camiones. Ahora sólo cruzan personas a pie, de las comunidades cercanas”, comentó.
La situación se ha vuelto más tensa desde los recientes ataques armados en Mirebalais, a unos 50 kilómetros de Elías Piña, donde incluso fue ocupada la sede del consulado dominicano. El canciller Roberto Álvarez confirmó ante el Consejo de Seguridad de la ONU que los grupos armados han manifestado su intención de avanzar hacia la frontera dominicana, lo que representa una seria amenaza a la seguridad nacional.
En medio de esta crisis, la violencia también sacude a la capital haitiana. El barrio de Babiole fue atacado por la coalición criminal “Viv Ansanm”, dejando un saldo de personas asesinadas, secuestradas y viviendas incendiadas. La falta de control por parte de las autoridades haitianas y la limitada efectividad de la misión policial internacional liderada por Kenia han agravado la situación.
La inseguridad generalizada ha empujado a muchos haitianos a vivir bajo el miedo constante. Magaly Marcelina, una deportada desde República Dominicana, lo resume con una frase contundente: “La única opción es correr o morir.”