Santo Domingo, 26 de mayo de 2025.– La República Dominicana permanece entre los cinco países con mayor tasa de mortalidad materna en América Latina y el Caribe, un indicador que especialistas califican como alarmante y vergonzante, considerando el nivel de desarrollo económico del país en comparación con otros de la región.
Según un informe del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), basado en datos del Ministerio de Salud Pública y organismos internacionales como la OMS y la OPS, en 2024 se registraron 181 muertes maternas por cada 100,000 nacidos vivos, una cifra que representa un incremento significativo respecto a 2023, cuando el país contabilizó 125 fallecimientos.
Este índice sitúa a República Dominicana en el quinto lugar regional con peor desempeño, solo por debajo de Haití (328), Venezuela (227), Bolivia (146) y Jamaica (130). De mantenerse esta tendencia, el país podría descender aún más en el ranking, lo que tendría un profundo impacto en las familias y en el sistema de salud.
A pesar de ser el séptimo país con mayor ingreso per cápita de la región, los indicadores en salud materna siguen mostrando debilidades estructurales. Investigadores descartan que la migración haitiana sea el factor determinante, ya que la mayoría de mujeres embarazadas de origen haitiano que acceden a los hospitales dominicanos son residentes estables y reciben atención similar a la de las nacionales.
Entre las principales causas del aumento en la mortalidad materna, los especialistas destacan la baja calidad de la atención prenatal y obstétrica, la escasa inversión en el primer nivel de salud, el elevado índice de embarazos adolescentes, las carencias en gestión médica, la falta de monitoreo temprano de embarazos de riesgo y la ausencia de un sistema digitalizado de historias clínicas que permita un seguimiento efectivo.
Asimismo, se identifican deficiencias críticas como la escasez de personal especializado, infraestructuras precarias, dependencia de pasantes con horarios limitados y una atención durante el parto mayormente a cargo de residentes, sin supervisión continua de médicos especialistas.
El país tampoco cuenta con un sistema de referencia y contrarreferencia eficiente ni con una vigilancia epidemiológica que articule de manera efectiva a las distintas entidades del sistema de salud.
La combinación de una baja inversión estatal, alta fecundidad en adolescentes y un modelo de gestión fragmentado y reactivo, explican la compleja situación que atraviesa República Dominicana en materia de salud materna. Para revertir este panorama, los expertos coinciden en que se requiere un enfoque proactivo, con reformas urgentes que garanticen partos seguros y reduzcan tanto la mortalidad materna como la neonatal.